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Era el reggaetonero que faltaba en el Festival. Ya habían pasado con más gloria que pena Daddy Yankee, Wisin & Yandel, Don Omar y Calle 13.
Pero no Tito El Bambino. Y, por lo que mostró ayer, sí que tenía ganas de estar en la Quinta Vergara el cantante de “Esa cama huele a ti”: se sabía todos los rituales del festival.
Sabía, por ejemplo, que quien da los premios es el público y que la gaviota es más importante que la antorcha.
Por eso, a cada rato pedía que le dieran los trofeos. Como no llegaban, comenzó a exigir no la antorcha de plata, sino que la de oro.
Claro que entre canción y canción, le aclaraba a Soledad Onetto que aunque el “Monstruo” gritaba “antorcha, antorcha”, en realidad lo que quería decir “era, gaviota, gaviota”.
Estaba prendido el cantante reggaetonero, que cantó menos mal que Don Omar. Esto no quiere decir que lo hiciera bien, porque desafinó varias veces, pero entre los regaetoneros importa más el culto al cuerpo que la calidad vocal.
También hubo momentos de pena: es que gran parte del show “El patrón” se dedicó más al limosneó que a hacer bailar. Por algo, el público se anduvo aburriendo y empezó a gritar “si no canta, no hay antorcha”. El baile de una seudomodelo sobre el escenario no merece ni siquiera un párrafo. Sólo vergüenza ajena.
Los (pocos) momentos buenos fueron cuando hizo bailar con “El tra”, “Caile”, “La busco”, “Baila morena” y “La nena del papi”. Finalmente, Tito El Bambino se llevó su gaviota, aunque no se fue sin antes provocar dolor de oído con unas canciones a capella.
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